domingo, 21 de abril de 2024

Valdemorillo, ruta MTB de desafíos y recuerdos

 

Como en la vida, el éxito de una ruta a menudo se mide no solo por las metas alcanzadas, sino por las adversidades que superamos


La jornada de hoy ha sido claro testimonio de esta verdad: una ruta que ha marcado un éxito rotundo


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Hoy hemos acudido a la cita: Ángel, Enrique, Juan, Luis Ángel, Pawel, Rafa y Alfonso. No nos queda más remedio que echar la vista atrás, pues la ruta de hoy la hicimos por primera vez en abril de 2017 y cinco compañeros actuales ya estuvimos presentes en aquella ocasión. En aquella épica travesía que titulamos: Valdemorillo, ruta de molinos y demoledora.

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En Abril de 2017

Os invito a rememorar las fotos y la crónica de entonces, donde encontraréis magnífica descripción de la ruta. Pincha AQUÍ

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Mal recuerdo personal, pues en aquella ocasión hizo mucho calor, andábamos todos escasos de agua y sufrí un fuerte pajarón al final de ruta. Siempre he preferido las rutas de invierno. Hoy lo vamos a compensar.

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¿Ha sido bonita la ruta de hoy? - Sí, ha sido una sinfonía de paisajes que han deleitado nuestros sentidos. ¿Ha sido dura? - Sí, cada paso ha sido un desafío, una prueba a nuestra determinación. ¿Ha sido variada? - Enormemente, como un mosaico de infinitos colores.

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Con sonrisas amplias y el río Perales como testigo, hemos cruzado a duras penas sus aguas alegres y cristalinas. Imposible no dejarnos transportar a recuerdos pasados, como la caída que nuestro amigo Juan “Platón” tuvo en este mismo lugar. La ruta fue complicada entonces y casi más desafiante en esta ocasión por su aumento de caudal. Sin embargo, Luis Ángel, fiel a su costumbre, no dudó en mojarse algo más que los pies. 


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Hemos recorrido la Senda Ecológica de los Molinos de Navalagamella, senderos que sólo son aptos para senderistas experimentados, no para ciclistas que no quieran apearse en cada tramo, pero zona a la que no podíamos renunciar si queríamos volver a ver los antiguos molinos. 

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En nuestra ruta, hemos atravesado zonas de bosques frondosos y de arbustos traicioneros, ascendido colinas muy empinadas, interminables y durísimas, y descendido por laderas pedregosas y vertiginosas.

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Hemos avanzado por caminos de piedra suelta, donde la velocidad era el único remedio para no quedar encallados. Además, nos hemos cruzado con múltiples senderos y desvíos, que continuamente inducían a coger la dirección equivocada. Ninguno de nosotros quería detenerse a observar el GPS cuando la adrenalina fluía con soltura.

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Superar duros desniveles, teniendo que cargar las bicis en zonas con altos escalones, se ha convertido en algo habitual por un buen trecho. Cada pedalada nos llevó a través de un paisaje diverso, con distintas dificultades, con diferentes retos. Fue una ruta que desafió nuestros límites físicos.

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Y a pesar de todo, nuestra ruta transcurrió sin incidentes, manteniendo un buen ritmo y con una excelente hora de regreso. Esto nos permitió aceptar la invitación de nuestro amigo Ángel y disfrutar de refrescos y viandas, mientras charlábamos animadamente con la planificación de nuevas rutas.

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Una vez en el coche, regreso a casa con fatiga, un testigo silencioso de nuestro esfuerzo, pero también con un profundo sentimiento de orgullo. Orgullo por la forma física y el valor demostrado por mis compañeros, por la solidaridad y el coraje que todos hemos compartido. Esta no ha sido una jornada cualquiera; cada obstáculo superado nos ha acercado más a comprender el verdadero significado de AlfonsoyAmigos.



 

domingo, 14 de abril de 2024

Cercedilla, Fuenfría y la Vereda de La Piñuela

 

Hoy me levanté con el pie izquierdo, luego puse el derecho y comencé a pedalear

 

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A veces, sin motivo aparente o puede que, con demasiados motivos, nos despertamos sintiéndonos desorientados, como si hubiéramos comenzado el día con el pie izquierdo.

Son esos días extraños que todos hemos experimentado alguna vez y que parecen acompañar a cielos nublados y sombríos. Sin embargo, resulta aún más desconcertante cuando este desánimo nos invade en un día soleado.


¡¡Bendita sea la inocencia infantil y la de aquellos a los que los años les hacen sentirse como niños!


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En Cercedilla, bajo un cielo despejado que invita a adelantar la hora para futuros encuentros, nos reunimos: Ángel, Ernesto, Juan, Luis Ángel, Miguel Ángel, Pawel y Alfonso. Los saludos y abrazos, siempre generosos, ayudan a disipar las inquietudes previas, aunque es mejor no arriesgarse durante la ruta.

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Nuestras primeras pedaladas nos llevan a atravesar el centro urbano de Cercedilla y acercarnos a la estación, pero no tomaremos el tren. En cambio, desde allí, rodaremos por la senda Ródenas y el camino Puricelli, del que ya dábamos cuenta hace más de quince años. Poco ha cambiado desde entonces. Se diría, tal vez, que cada vez hay más piedras.

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Al poco de empezar, Miguel Ángel recibe llamada de casa. Le requieren por una avería doméstica. Nervioso y preocupado, se despide y nos deja para regresar. Lo sentimos, amigo.

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La primera parada, obligada y anhelada, junto al arroyo y la fuente de La Piñuela, en la que ya no nos sorprende ver un gran caudal de agua brotando de su caño de formidable diámetro.

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El camino Puricelli nos pone rumbo hacia el camino de los Campamentos y éste al camino viejo de Segovia, que nos muestra precioso paraje a su cruce con la Vereda de La Piñuela. Vamos a regresar hoy mismo hasta este lugar. Una auténtica maravilla de recorrido, con zonas muy verdes y alegres arroyos, en un día perfecto para disfrutar de la naturaleza y la compañía. La rueda trasera de Luis Ángel pierde algo de aire y le dará problemas durante toda la ruta.

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Desvío para el recuerdo

Antes de adentrarnos en el Camino de la Fuenfría o Camino de la República, sugiero desviarnos del guion para acercarnos a visitar los restos en ruinas del Chalet Residencia Peñalara (de 1918). Este edificio, con sus puertas y ventanas tapiadas para evitar accidentes, se encuentra en la Pradera de Corralillos, un lugar auténticamente privilegiado. 

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Hace unos ocho o nueve años, se intentó construir un hotel de 4 estrellas en este mismo sitio, pero el proyecto no tuvo éxito. Es una auténtica pena ver el estado actual de este lugar histórico.

Si Schmid (el camino Schmid) levantara la cabeza. Ver: El Camino Schmid nos conduce a El Espinar

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Tras unos minutos de relajo, volvemos a ponernos en marcha. No hay pérdida. Es preferible que cada uno siga su propio ritmo, pero tranquilos, que pararemos junto a unas peñas para tomarnos fotos con el Montón de Trigo a nuestras espaldas, antes de llegar al Mirador de los Poetas (Vicente Aleixandre, Luis Rosales)

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Y nos volveremos a detener en la fuente de Antón Ruiz, por donde cruza el camino Schmid, poco antes del Mirador de La Reina. ¿Cómo podríamos resistirnos a hacer otra parada en este lugar? Allí abajo, entre los pinos, destaca el chalet visitado. ¡Qué maravilla de vistas!

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¡Hola Puerto de la Fuenfría (1796 m), camino Schmid, carril del Gallo, fuente de la Reina! Ya nos veremos. Ahora tenemos prisa.

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Rodamos por el GR-10, siguiendo la Vereda del Infante. Las vistas son una constante fuente de asombro y la temperatura es perfecta. Los pequeños piques con los compañeros nos mantienen alerta y animados cuando pasamos junto a la fuente del Infante, pero sin detenernos y sin perder ritmo hasta llegar al Collado de Marichiva (1753 m)

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En un intento por contactar con nuestros amigos (Andrés, Fer, Nacho…) que imaginamos podrían haber salido desde San Rafael y estar por esta misma zona, descubrimos que no hay cobertura. ¿Cómo es posible? De nuevo en marcha, ahora por la pista forestal de la Calle Alta, desviándonos del track previsto y no detenernos hasta el Collado del Rey (1614 m). ¡Uy, cuanto hemos bajado!

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Pero sin duda merecía la pena en un día tan genial. Un buen rato para disfrutar de las vistas, empaparnos de ellas y reírnos mucho. Desde aquí, que cerca parece estar el camino de Los Lomitos.

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Sí, amigos, cuesta abandonar tan bello lugar, pero ahora toca recuperar altura, ya lo sabíamos. Así que allá vamos. Algo más de dos kilómetros antes de reagrupar a las puertas de la Vereda de La Piñuela. ¡Sigamos explorando!

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Explorando la Ladera del Infierno

Recorriendo otros dos kilómetros, ahora en un terrible descenso, nos encontramos con un terreno muy complicado. El desnivel es pronunciado a tramos, especialmente en las curvas y lo peor es la gran cantidad de piedra suelta e insegura que cubre el camino. Este tramo es sólo apto para muy avezados o aquellos dispuestos afrontar el desafío a pie.

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Durante nuestro recorrido, nos cruzamos con excursionistas que están haciendo el camino en sentido contrario, enfrentando un durísimo ascenso. Sin embargo, todos conservan la amabilidad y la sonrisa, compartiendo el espíritu de aventura en este entorno natural.

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La ruta nos lleva a recorrer de nuevo sendas y pistas conocidas, hasta llegar a la altura del desvío al Chalet Peñalara, referencia para tomar, ahora por la derecha, camino escalonado de piedras hasta cruce con la calzada Borbónica. A partir de aquí, nos espera un buen trecho: primero, en busca del puente La Navazuela, que cruza el río de la Venta y luego, un desvío cerca del arroyo de Cerromalejo.

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La senda de la Vereda Alta, mucho más asequible y disfrutona, nos guía en un descenso constante hasta el Camino del Agua para finalmente regresar a zona urbana de Cercedilla.

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En la última cuesta antes de llegar a los coches, el aroma de las parrillas nos rodea y se escuchan sevillanas a fuerte volumen. Estamos en Abril.